domingo, julio 04, 2010

MEANDROS DEL AMAZONAS

"La historia de un arroyo, incluso del que nace y se pierde en el musgo, es la historia del infinito. Esas gotitas que centellean han atravesado el granito, la caliza y la arcilla; han sido nieve en la fría montaña, molécula de vapor en la nube, espuma blanca en la cresta de las olas; el sol, en su trayecto diario, las ha hecho resplandecer con los reflejos más brillantes; la pálida luz de la luna las ha irisado de manera vaga; el rayo ha hecho de ellas hidrógeno y oxígeno, luego, con un nuevo choque, ha convertido en un hilillo de agua esos elementos primitivos."
Élisée Reclus - "Historia de un Arroyo" (1869)
Reclus (1830- 1905) es uno de los más fascinantes exponentes de esa que en su momento se llamó "Geografía Anarquista". "Geógrafo, revolucionario, viajero, poeta...", dice de él el español Luciano Labajos en el prólogo al libro "Historia de un Arroyo". Ese libro tan buscado, por fin cayó a mis manos durante un corto paso por Buenos Aires la semana pasada.
Y sigue Labajos: "En el caso de Reclus su vuelta a la naturaleza no tenía límites, pues el viajero que habitaba en él no era únicamente el caminante solitario que reflexiona científicamente sobre el transcurrir de un curso de agua, entreverando su viaje con suculentas miradas metafísicas..."
"... En Reclus habita la aventura en estado puro, no cualquier clase de aventurero, sino el que entiende la aventura como viaje iniciático a una realidad trascendente..."
Estas fotos son de la región amazónica boliviana, brasilera y colombiana. Los tomé ayer, desde el avión, de regreso de Argentina. Esta vez se lucieron las -otras veces rayadas- ventanillas de la nave de Avianca.
"La línea recta es una mera abstracción de la mente y, como el punto matemático, otra quimera, sólo existe para los geómetras. En las profundidades de los cielos, el sol, los satélites, los cometas, se arremolinan en corros inmensos; sobre nuestra bola planetaria, llevada como todas las demás en una espiral de elipses infinitas, los huracanes, las trombas, los vientos, los menores soplos de la atmósfera se propagan en forma de remolinos; las aguas del mar se pliegan y despliegan en olas redondeadas; todas las formas orgánicas, animales y plantas, ofrecen en sus células y vasos nada más que superficies curvas y sinuosas..."
Élisée Reclus - "Historia de un Arroyo" (1869)
Ver: YO DESDE EL AIRE en el blog TEOFANÍAS.
"En cuanto a los arroyuelos y a las aguas que los llenan, no hay ninguna necesidad de armarse de un microscopio para ver sus remolinos y sinuosidades. En el lecho, tortuoso, y bajo los árboles que le dan sombra, todo se mueve en círculos, en remolinos, en espirales..."
Élisée Reclus - "Historia de un Arroyo" (1869)
Aquí se alcanza a ver el avance de la deforestación y el consecuente retroceso de la selva.
Sin embargo, a pesar de la implacable deforestación del Amazonas, al igual que de otras regiones del mundo y de Colombia, todavía quedan enormes extensiones de selva totalmente tupida. Así recuerdo yo el pelo apretado de la selva cuando de niño volaba en DC3 sobre el valle del Magdalena. Me acuerdo de que en esa zona se caían aviones, que nunca encontraban. Hoy sólo quedan allí algunas matas de monte, dispersas entre los monocultivos y los potreros.
"La regularidad de las curvas no es matemática; los meandros varían de forma hasta el infinito según la naturaleza del terreno, el declive del suelo, la violencia de la corriente, los restos arrastrados por el fondo del lecho..."
Élisée Reclus - "Historia de un Arroyo" (1869)
"... esta sucesión rimada de ensenadas y penínsulas... "
Élisée Reclus - "Historia de un Arroyo" (1869)
"Te he dicho que no buscábamos al río, pero el río sí parecía buscarnos a nosotros. Lo evitábamos para esquivar el riesgo de que los cerdos que quedaban se despeñaran, e incluso el riesgo de que los pocos sobrevivientes indios improvisaran canoas y escaparan; pero aunque torcíamos el rumbo para no avanzar siempre bordeándolo, volvía a aparecer ante nosotros, terco y sinuoso, encajonado entre arboledas o entre barrancos lisos, y hasta tuvimos que retroceder alguna vez porque el cauce se arqueaba totalmente y parecía envolvernos."
William Ospina, "El país de la canela" (2008)
"...entramos en un río tan enorme, que todos los ríos previos se nos volvieron pequeños. Oimos primero su respiración, su aliento de animal grande, y llegamos al momento terrible del choque de las dos fuerzas. el agua peleaba con el agua y parecía correr en todos los sentidos, bajaban leños incontables arrancados a las arboledas, se formaban rigurosos torbellinos, y nuestro bergantín exhibía su fragilidad, porque faltó muy poco para que se volcara por la izquierda y entregara nuestras almas al fango."
William Ospina, "El país de la canela" (2008)

Ya sobre territorio colombiano, el gran río Amazonas solamente se dejó ver un momentico, entre las nubes.
Esos ríos, al igual que las selvas, son parte esencial del sistema inmunológico de la Tierra. Nosotros, los recién llegados seres humanos que apenas llevamos -máximo- tres millones de años sobre este planeta, podemos deteriorar e incluso destruir partes de estos componentes del sistema inmunológico, pero la biosfera, en su conjunto, nos acaba ganando la batalla. Hay que decirlo una y otra vez: lo que está en juego no es el planeta, no se trata de "salvar la Tierra", como arrogantemente suponemos. Se trata de salvar la posibilidad de que los seres humanos sigamos formando parte de esa misma biosfera, para lo cual debemos convertirnos en aliados de sus sistemas vitales, no en sus principales amenazas. Y como vamos... vamos mal. O nos ponemos (¿o nos quitamos?) las pilas, o la Tierra nos expulsa del partido.